“LA MEJORA DE LA SALUD Y EL BIENESTAR ES UNO DE LOS OBJETIVOS PRIORITARIOS DEL PSICÓLOGO” – ENTREVISTA A A.I. ROSA, ESPECIALISTA EN PSICOLOGÍA DE LA SALUD INFANTO-JUVENIL

11 Ene 2011

Desde hace más de medio siglo, se acepta la definición de salud que, en su día, estableció la Organización Mundial de la Salud (OMS): «la salud es el estado de completo bienestar físico, psíquico y social, y no la mera ausencia de enfermedad«. Esta definición supone un hito muy importante, al establecerse una concepción en positivo de la salud y, consecuentemente, determina la importancia de la prevención de la enfermedad y la promoción de estilos de vida saludable, siendo especialmente importante en la población infanto-juvenil, porque ésta es el futuro de la sociedad.

A este respecto, si bien es cierto que ha habido importantes avances en cuanto a la erradicación prácticamente en su totalidad de la mortalidad infantil, gracias a los avances de la medicina, tanto en su nivel asistencial como preventivo. Sin embargo, estos avances, junto con la modificación de los estilos de vida, han supuesto un incremento de la prevalencia de otros problemas de salud donde los factores psicológicos y sociales presentan un carácter nuclear. De hecho, los profesionales de la medicina cada vez demandan más la presencia de psicólogos para el desarrollo de programas de promoción y prevención de la salud y, especialmente, en el área infanto-juvenil.  

 
Ana Isabel Rosa

Para hablarnos de éste y otros temas relacionados, Infocop Online tiene el placer de entrevistar a Ana Isabel Rosa, especialista en psicología de la salud y que, actualmente, es profesora titular en la facultad de psicología de la Universidad de Murcia.

ENTREVISTA

Recientemente, en el periódico La Voz de Galicia, se ha publicado una noticia en la que se reconoce la influencia de los nuevos estilos de vida en el desarrollo físico, social y psicológico de los niños. Como especialista, ¿cuál es la dirección de dicha influencia? ¿Cómo está repercutiendo en dicho desarrollo?

A pesar de que en nuestra cultura occidental, la salud se considera como uno de los valores más apreciados, en la práctica, encontramos que existe un sistema de comportamientos, un estilo de vida (actuaciones y actitudes) que entran en contradicción con el valor de la salud. En concreto, la vida sedentaria, la rapidez, la prisa en la elaboración de las comidas, la competitividad, el consumo de alcohol, de tabaco, etc. son valores que chocan frontalmente con el estilo de vida saludable.

Un comportamiento saludable sería aquel que influye en la probabilidad de consecuencias físicas, sociales, psicológicas inmediatas y que, a largo plazo, supone un mayor bienestar físico y psicológico, así como aumenta la longevidad del sujeto. Algunos de estos comportamientos son: la actividad física regular, las prácticas nutricionales adecuadas, el llevar a cabo comportamientos de seguridad (automóviles, armas, medicamentos, juegos, etc.), la reducción del consumo de drogas, las prácticas adecuadas de higiene (caries, alimentos, manos, tratamiento de basuras, etc.), el desarrollo de un estilo de vida que minimice el estrés, el desarrollo de competencias para establecer relaciones sociales y resolver problemas interpersonales, el cumplimiento de las prescripciones de salud, etc.

Bastantes de estos comportamientos saludables, en muchos casos, están dando paso a los mencionados anteriormente y nada saludables para los adultos y, menos aún, para los niños y adolescentes de nuestra sociedad.

¿Cuáles son los problemas, alteraciones o enfermedades derivadas del estilo de vida más prevalentes en la población infantil?

Los problemas más relevantes que se están presentando en esta población son los relacionados con la nutrición y con la actividad física. Destacamos la obesidad que ha crecido de forma exponencial en algunos países desarrollados, siendo un problema de salud pública muy importante; y, en consecuencia, las enfermedades asociadas al sobrepeso -la diabetes, la hipertensión y el colesterol-. Las prisas del adulto y el consumo de alimentos procesados, la falta de tiempo de las familias que lleva a que los niños pasen horas y horas delante del televisor o de la videoconsola, impidiendo que éste se mueva, corra, se relacione con otros niños; la influencia de los medios de comunicación que nos presentan alimentos y estilos de vida llenos de confort, donde la salud, en muchos casos, se sustituye por la «estética», etc. Todo ello, está favoreciendo que estemos preparando para nuestros niños y jóvenes un terreno en el que la enfermedad crece de forma temprana y merma la calidad de vida de nuestros niños y jóvenes.

¿Cuáles son los abordajes más eficaces? En ellos, ¿cuál es el papel del psicólogo?

Los abordajes que se están llevando a cabo se enmarcan dentro de lo que es la educación para la salud. Se trata de una de las estrategias básicas en las que se debe sustentar el cambio en los sistemas sanitarios, políticos, sociales, escolares y familiares, para poder alcanzar la salud para todos.

Se está trabajando con una doble pretensión: (1) prevenir la enfermedad y (2) capacitar para promover la salud. En relación con la prevención de la enfermedad, se trata que, desde un principio, se disminuyan los factores de riesgo y/o se aumenten los factores de protección (prevención primaria), detectando tempranamente los problemas de salud y facilitando cambios de conducta que permitan el tratamiento de las enfermedades (prevención secundaria) y recuperar la salud y evitar recaídas (prevención terciaria). En cuanto a la capacitación y la promoción de la salud, las insuficiencias del modelo preventivo han dado paso a un modelo educativo centrado en la capacitación, potenciación y competencia de los recursos personales y comunitarios y que pretende promover los cambios, no por la coerción sino por la elección informada. Mediante esta estrategia, debemos ser capaces de que los niños y adolescentes sepan definir sus propios problemas y necesidades, comprendan lo que pueden hacer acerca de esos problemas con sus propios recursos y apoyos externos y promuevan, de este modo, las acciones más apropiadas para fomentar una vida sana y el bienestar de la comunidad. Esta segunda estrategia está muy poco desarrollada en la práctica, no por falta de interés y toma de conciencia, sino por falta de recursos y establecimiento de prioridades. No obstante, ésta es la más importante, desde mi punto de vista, en la mejora de la salud.

El psicólogo, como experto en el conocimiento de los factores de riesgo que influyen en el desarrollo de un problema, al igual que como estudioso de los factores de protección o potenciadores de salud, es un profesional muy importante a la hora de organizar, estructurar e intervenir en cualquier tipo de programa de prevención o promoción de la salud. Para comprender la salud y la enfermedad de un sujeto, es preciso conocer los factores biológicos, psicológicos y sociales implicados y la interacción entre los mimos. Por tanto, mejorar de la salud y el bienestar de los sujetos es uno de los objetivos prioritarios que el psicólogo actualmente, dentro de los medios que tenemos a nuestro alcance, debemos intentar conseguir.  

La implantación de servicios integrales para la prevención y la promoción de la salud, ¿en qué beneficiaría a los niños? ¿Qué otros profesionales podrían beneficiarse de los mismos? ¿Y la sociedad en general?

El beneficio de la implantación de servicios integrales sería sumamente positivo tanto para los niños/adolescentes como para las familias, profesionales (médicos, asistentes sociales, enfermeros, educadores, psicólogos, etc.). El sujeto no es un conjunto de parcelas inconexas (físico, social, emocional, etc.), sino que somos un todo hacia el que debemos, y ya se van dando importantes pasos aunque todavía resta mucho por hacer, tender para ayudar, mejorar, potenciar su bienestar y su salud. Es necesario dar respuestas integrales a problemas complejos. Ello nos obliga a la interdisciplinariedad, a la interprofesionalidad, a la integración de los saberes, teniendo en cuenta que cada cual puede hacer su aportación con el único fin de mejorar la calidad de vida del sujeto.

A este respecto, ¿en qué punto nos encontramos? ¿En qué hemos avanzado? ¿Qué nos queda por lograr?

Nos encontramos en un proceso de mejora, de búsqueda, de estudio. Como he comentado anteriormente, se van produciendo avances en algunos campos, en los que distintos profesionales trabajan conjuntamente en un mismo problema (por ejemplo, en el cáncer, en el asma, en la diabetes, etc.). No obstante, en este sentido, nos falta todavía mucho camino por hacer. En cuanto a prevención y promoción de la salud, hemos de destacar la campaña que se ha llevado a cabo en el tema del tabaco, en la que se han implicado medios educativos, sociales, políticos, económicos, etc. y se han conseguido resultados bastante positivos.

No obstante, para conseguir éxitos importantes en la mejora de la salud, la implicación de la sociedad en su conjunto es necesaria. La familia, la escuela, los políticos, los medios de comunicación, los distintos profesionales (médicos, psicólogos, profesores, enfermeros, etc.), resumiendo, toda la comunidad debe trabajar para que la salud sea percibida como un valor esencial, un recurso básico para la vida y, así, los sujetos adquieran el compromiso de alcanzarla y/o mantenerla, siendo ellos mismos capaces de eliminar los factores nocivos y crear factores potenciadores de salud.

Para finalizar, ¿le gustaría comentar algún aspecto más?

Sólo quisiera resaltar que debemos plantearnos, cada cual al nivel que le competa, si tenemos derecho a seguir potenciando hábitos insalubres para nuestros niños/adolescentes, sabiendo los problemas que ya padecen y otros que sufrirán, si seguimos sin realizar un cambio de actitudes y comportamientos. Tenemos una gran parte de responsabilidad en el bienestar de nuestros hijos y debemos ser conscientes de que si mejoramos nuestros hábitos, valores, actitudes puede mejorar la calidad de vida de los mismos.

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