RUMIACIÓN Y DEPRESIÓN EN ADOLESCENTES

22 Jun 2011

Patricia Padilla y Esther Calvete
Universidad de Deusto

La depresión constituye uno de los problemas psicológicos más relevantes tanto por el sufrimiento que ocasiona como por la alta prevalencia en la población. Se ha observado en diversas investigaciones que la adolescencia constituye un periodo clave para su estudio, ya que, en este momento vital, se da un considerable aumento de las tasas de prevalencia de la sintomatología depresiva (Tur, Mestre y Del Barrio, 2004).  

Además, en esta etapa tiende a producirse importantes diferencias de género en depresión, siendo este problema psicológico mucho más frecuente entre las chicas. Esto ha ocasionado un considerable interés por la búsqueda de explicaciones para las diferencias de género.

Una de las razones propuestas que más fuerza ha tomando se centra en las reacciones que los adolescentes tienen cuando experimentan síntomas depresivos. Según esta explicación, las chicas muestran una mayor tendencia a rumiar o a «darle vueltas» a por qué se sienten deprimidas y a las implicaciones y consecuencias que las va a acarrear sentirse así en su vida diaria. Como consecuencia de esta rumiación, sus síntomas se incrementarían. Esta teoría fue propuesta por la investigadora norteamericana Susan Nolen-Hoeksema en su Teoría de los Estilos de Respuesta (1991), estableciendo que la forma en que las personas responden a sus síntomas depresivos va a determinar la severidad y el mantenimiento de los mismos. Por ejemplo, las personas que tienden a rumiar en respuesta a su depresión mostrarán síntomas depresivos más severos y duraderos que aquellas personas que intentan distraerse o pretenden solucionar sus problemas. Fue esta autora quién sugirió que, por ejemplo, las chicas al sentirse deprimidas se dicen a sí mismas cosas tales como «¿por qué yo he llegado a deprimirme y otra gente no?» o «no podré terminar mi trabajo si sigo sintiéndome de esta forma«, manteniendo de esta manera sus síntomas depresivos a lo largo del tiempo.

Sin embargo, a pesar de la importancia que tiene este fenómeno de las respuestas de rumiación para la intervención clínica en depresión, existen muy pocos estudios en nuestro país que hayan examinado sus efectos, así como tampoco se realizado investigaciones para el desarrollo de instrumentos que permitan evaluarlo en adolescentes españoles.

En el estudio realizado, se quiso precisamente abordar estos aspectos. Para ello, se contó con la participación de 1.188 adolescentes de diferentes colegios de la provincia de Bizkaia. Se adaptó un cuestionario denominado Children´s Response Styles Scale – CRSS (Ziegert y Kistner, 2002) y se evaluó en qué medida las respuestas de rumiación explicaban las diferencias de género en sintomatología depresiva. El instrumento adaptado ha mostrado excelentes propiedades psicométricas y ha permitido diferenciar dos tipos de respuestas rumiativas: la respuesta conocida como «brooding» y la reflexión. La primera consiste en mantener una actitud basada en la comparación pasiva de la situación actual con una situación deseada no alcanzada, mientras que la reflexión hace referencia a un insight que tiene por objetivo la solución de problemas y, de esa manera, poder aliviar los síntomas depresivos.

Los resultados muestran, además, que, en consistencia con estudios previos, las chicas adolescentes presentan más síntomas de depresión que los chicos. En cuanto a las respuestas de rumiación, las chicas mostraron igualmente una mayor tendencia a rumiar que los chicos, sobre todo a reflexionar sobre sus síntomas depresivos, el segundo componente de la rumiación. Así mismo, fueron estas altas puntuaciones en el componente de reflexión las que explicaron las diferencias de género en depresión en nuestro estudio.

En términos de intervención, esta investigación aporta conocimiento sobre la importancia de evaluar e intervenir directamente en la adolescencia sobre los diversos componentes de la rumiación, con el objetivo de identificar a aquellos adolescentes que se encuentran en mayor riesgo de desarrollar depresión e intentar reestructurar esa forma de pensamiento tan perjudicial, evitando de esta manera aumentos de la sintomatología depresiva a lo largo del tiempo.

Finalmente, no se debe olvidar la prioridad que se le debe conceder a la prevención puesto que puede ahorrar un gran coste económico al sistema de salud. Trabajando con los adolescentes que se sitúan en riesgo de desarrollar un episodio depresivo, se podrá evitar que se instauren estos estilos de pensamiento disfuncionales y se fomenten estilos de afrontamiento más saludables de los estresores característicos de esta etapa evolutiva. Además, dado que la depresión tiende a ser recurrente, es importante su detección temprana en la preadolescencia con el fin de impedir que pueda llegar a cronificarse en la vida adulta.

Referencias bibliográficas:

Nolen-Hoeksema, S. (1991). Responses to depression and their effects on the duration of depressive episodes. Journal of Abnormal Psychology, 100, 569-582.
Nolen-Hoeksema, S. (2001).
Gender differences in depression. Current Directions in Psychological Science, 10, 173-176.
Tur, A. M., Mestre, M. V. y del Barrio, V. (2004). Los problemas de conducta exteriorizados e interiorizados en la adolescencia: relaciones con los hábitos de crianza y temperamento. Acción Psicológica, 3, 207-221.
Ziegert, D. y Kistner, J. (2002).
Response Styles Theory: Downward extension to children. Journal of Clinical Child and Adolescent Psychology, 31, 325-334.

El artículo original puede encontrarse en la revista Ansiedad y Estrés:
Padilla Paredes, P. y Calvete Sumadle, E. (2011). Rumiación, género y síntomas depresivos en adolescentes. Adaptación de la Escala de Respuestas Rumiativas del Cuestionario CRSS. Ansiedad y Estrés, 17(1), 51-61.

Sobre las autoras:

Patricia Padilla. Es investigadora en la Universidad de Deusto en el equipo Deusto Stress Research. Se encuentra realizando su tesis doctoral acerca de la vulnerabilidad cognitiva a la depresión en adolescentes con una Beca Predoctoral del Gobierno Vasco.

Esther Calvete. Es profesora de psicología en la Universidad de Deusto, donde coordina el equipo Deusto Stress Research, centrado en el estrés, depresión y conducta violenta. 

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